Snoopy Fragmentos de sesiones

02.04.2014 00:58

FRAGMENTOS SUELTOS:

Fragmento 1. Recovecos.
…Le recorro y cubro todo el cuerpo, todos sus recovecos, con tiernos besos, ahora húmedos, ahora secos, siempre apasionados. Hundo mi alma, convertida en lengua, en su suculento culo: cálido, acogedor, con alguno de esos pelillos rojos, que a ella le sientan tan bien. Después unto las palmas de mis manos de aceite y lo aplico sobre su espalda, durante un buen rato, hasta que consigo relajarla y casi dormirla… 

Fragmento 2. Vacaciones a sus pies.
…Decido empezar mi primer día de vacaciones con mi adorada dueña. En su cama. La abrazo y aprieto hacia y contra mí como si fuera a escapárseme la vida si la suelto. Tras una sesión, más sexual que BDSM abandono yo antes la cama y me ducho. Una vez recién duchado, Ama Amelia me “invita” a entrar en la ducha con ella. La invitación es tentadora, y no puedo negarme. Mientras el chorro de la ducha empapa su cuerpo, me arrodillo y empiezo a enjabonar ese oscuro objeto de mi deseo, en que se ha convertido su cuerpo (¡cuánto más lo “poseo”, más lo deseo!). La embadurno de jabón y después la enjuago, aplicándole la alcachofa de la ducha. Intentamos follar en la ducha, pero la diferencia de estatura y las dimensiones del plato de ducha dificultan la operación. Lo conseguimos sentados en el WC. Al no conseguir eyacular cuando ella así lo decide, acabo masturbándome, de rodillas sobre una toalla, mientras mi diosa pelirroja se ducha otra vez. Me gusta admirar su cuerpo desnudo mientras me masturbo a sus pies y la miro embelesado. Le confieso que me gusta mirarla, arrodillado, con el cuello vuelto hacia las alturas de mi dueña. Ella responde que le gusta verme así, postrado ante ella…

Fragmento 3. Sesión con espectadores.
…me ata a la silla, venda los ojos y pone el collar al cuello. Me baja los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos, deposita sus maravillosas posaderas sobre mis doloridos cuadríceps y empieza a cabalgarme ante la atenta y sorprendida mirada de dos de sus perros. La situación es especialmente humillante y estresante, al tener yo mi pene a merced de ellos. Me desata y ordena que prepare la cama. Usa mi polla como juguete para su placer, ordenándome, primero penetrarle hasta el final, y después dejarla ahí quieta. Me utiliza a su antojo. Después me permite moverme y follarle yo mientras se entretiene pellizcando y retorciendo mis pezones. Eyaculo, casi cuando ella lo ordena…

Fragmento 4. ¿Sesión tierna?
… “Quiero que me folles con ternura, como dices que te gusta”. Me calzo el preservativo, me tumbo sobre ella y la penetro despacio, muy despacio. Por una vez, y no sé si servirá de precedente, el ritmo lo marcaré yo. Disfrutamos de otra forma de sexo, no tan animal ni intenso como le gusta a ELLA. Al cabo de un buen rato de follar a mi ritmo, surge Ama Amelia de entre las sábanas y acelera el ritmo a su antojo, exigiéndome una corrida copiosa; esta vez soy capaz de complacerla…

Fragmento 5. Descampado.
…En el banco de un descampado me dice Ama Amelia que ha traído un par de preservativos… que sería una lástima dejar pasar la oportunidad… Resulta que lleva todo el día sin ducharse. Uuummm, no me quiero imaginar el momento en que tengamos sexo, cuando me permita hundir mi cara en su entrepierna, por delante y por detrás. Lleva los mismos legins que anoche, los mismos que ha paseado todo el día, y para más inri sin bragas. Me dice que se los agujeree y la penetre. Finalmente decide bajárselos y me monta, tras bajarme los pantalones y ponerme un condón. Desde la oscuridad es difícil que alguien nos vea, nosotros en cambio podemos ver todo lo que nos rodea, o casi. Follamos durante un par de breves minutos. Mientras sube y baja sobre mi pene, un olor fuerte a sexo femenino, a una combinación de flujo vaginal y orín sube por entre su espalda y mi vientre, narcotizándome. Estoy a punto de estallar de la excitación. Me dice entre divertida y coqueta que soy un guarro por gustarme los olores fuertes y yo aprovecho para suplicarle que no se le ocurra ducharse antes de retozar conmigo en la cama. 
De regreso a casa toca sesión de sexo olfativo. Huele, guau cómo huele. 
Follamos durante un buen rato, llenándose la habitación de un intenso y exquisito aroma a Ama Amelia. El colofón será cuando decida restregarme su coño y culo por mi emocionada cara, dejándome totalmente embadurnado de su embriagador e intenso aroma a ELLA…

Fragmento 6. Velo rojo.
…Le llevo el desayuno a su casa, a mi santuario. Tras desayunar con ganas y devorarlo todo, desaparece y la oigo reclamarme en su habitación. Me tumbo junto a ella y retomamos el sexo donde lo dejamos la última vez que coincidimos, casi en el mismo punto. Vuelvo a tumbarme, con las manos a la nuca y los ojos cerrados. Esta vez, para cerciorarse de mi ceguera obligada, me cubre la cabeza con un velo rojo, que, contradicciones de alcoba, me permite admirarla a través de la trasparencia de la tela, brindándome el inigualable espectáculo de intuirle la cara, la melena, mientras me cabalga y usa como potro de tortura, la mía, dulce, dulcísima, pero tortura a la postre. Consigue llevarme al mismo clímax extático de siempre. Tras eyacular emplea mi mano, junto a la suya, para procurarse placer vaginal y clitorial. Saca ambas manos, las restriega por mi cara, boca, lengua, todas ellas expectantes y deseosas de su olor y sabor. Me ordena zambullirme entre sus piernas y lamer primero y succionar después su mezcla de flujos y orín. Nos abrazamos y dormitamos el último esfuerzo… 

Fragmento 7. Maratón sexual interrumpida por el repartidor del japonés.
…Empieza la maratón sexual. Follamos con pasión e intensidad. Eyaculo dos veces tras disfrutar como nunca. Ella también goza y alcanza unos cuantos orgasmos. Pedimos japonés. Fideos con cerdo y marisco. Mientras habla por teléfono me sumerjo entre sus piernas y amenizo su conversación lamiéndole el clítoris y vagina, mientras acaricia mi cabeza como a la de su perro fiel. Durante su conversación, contrae los muslos y los aprieta contra mi rostro. Al colgar da rienda suelta a sus gemidos. Me introduzco de nuevo en su vagina y cuando estamos llevándonos al límite, el repartidor de Sushi Go nos devuelve a la realidad. Salgo y le abro empalmado y oliéndome todo el cuerpo al sexo de mi dueña.
Descansamos tras la comida, pero al poco la monto y retomamos donde lo habíamos dejado. Hacía tiempo que no me corría tres veces el mismo día…

Fragmento 8. Pijama de corazones. 
…Dedico un buen rato a acariciar tiernamente su espalda, a recorrerla con mis afanosos dedos, ahora en círculo, ahorra en horizontal, ahora en vertical. Después me concentro en sus dos costados, desde el pecho hasta la cintura. Después me ordena bajarle el nuevo pijama de corazones que uno de sus muchos admiradores le ha regalado. Le obedezco agradecido. Ahora le acaricio nalgas, muslos y piernas. Le saco los calcetines. Me ordena bajarme los calzoncillos y coger un preservativo del cajón. Cojo primero el preservativo y después me quito los calzoncillos. Me dice que ese no era el orden indicado, por lo que repito la operación en la secuencia ordenada (en sus dos sentidos). No está lubricada por lo que la penetración no es tan rápida, pero si más placentera. Primero la monto yo, estando ella boca arriba, después boca abajo. En las dos posturas mantengo mis rodillas fijadas sobre el colchón, lo que redunda en mi dulcemente aceptada sumisión. La abrazo con fuerza, variando de postura y rodando a lo ancho de la cama. No puedo dejar de abrazarla. Es tanta la pasión, el frenesí y la ternura que esta criatura despiertan en mí, que no puedo cesar de achucharla…

Fragmento 9. La Venus de las Pieles.
…La recojo sobre las 19.30h. A las 20.40, en el cine Augusta de Palma, tenemos una cita con La Venus de las Pieles, de Roman Polanski. Subo a su casa cuando está a punto de entrar a la ducha. Me recibe en toalla. Decide calzarse sus zapatos rojos de elevado tacón para la ocasión. Es y está divina. Zapatos rojos, jersey del mismo color y pantalón blanco, con la cremallera entreabierta. La cazadora es, como casi todas las suyas, de cuero, pero ésta forrada en su interior de “piel de cordero”. Yo sí que soy un cordero degollado, cuando me recreo admirándola. Su cabellera roja le da el toque definitivo a su atuendo. Ella siempre ha dicho que las Venus son pelirrojas. Amén.
A mitad de película Ama Amelia se descalza y deposita sus piernas sobre las mías. Le acaricio los pies, sobre todo el izquierdo, que descansa sobre mi entrepierna. Me emociona y conduce casi hasta el clímax de mi fantasía el momento presente: estar viendo una película, que bien podría subtitularse snoopy, historia de un sumiso, con mi adorada dueña y mientras acaricio sus adorables pies en la penumbra de una sala de cine. Supone hacer pública, en la oscuridad, nuestra relación ama-sumiso. Ambos disfrutamos de y con la película. A Ama Amelia le ha hechizado la protagonista femenina, quien interpreta el papel de la Venus de las Pieles. Dice identificarse plenamente con ella. Yo doy fe de que tienen el mismo poder de seducción, atracción y subyugación. Ha sido una idea brillante venir juntos a ver la película. Espero que nos reafirme a cada cual en su rol. Se la regalaré para cansarnos de verla juntos, en su santuario…